La democracia enfrenta una crisis de legitimidad; alrededor del mundo, el descontento con la política es generalizado. Diversas campañas –cuya contribución más importante ha sido generar espacios para reflexionar sobre qué significa votar de forma consciente e informada- promueven el voto nulo como una forma de expresar ese sentimiento de insatisfacción. Sin embargo, votar nulo es arriesgado y, a mi criterio, contraproducente.
En su artículo titulado “¿Pueden las reglas informales hacer que la democracia funcione?
_El presente artículo es una adaptación del publicado en: Brolo, J. (2015). El comportamiento legislativo en Guatemala según registros de votación. Actualidad Política, 9: 18-29. La base de datos utilizada puede descargarse en: _Votaciones nominales por Diputado durante la 7a Legislatura de Guatemala.
Por Javier Brolo [1]
El presente documento cumple dos objetivos. En primer lugar, se ofrece una breve introducción a las bases de datos con los registros de votaciones nominales del 7º Congreso de la República de Guatemala desde 1985.
Gran parte de la sabiduría de una comunidad se cristaliza en sus refranes; pequeñas reglas de oro condensadas en una frase lírica que es fácil de recordar por su carácter gráfico. Por medio de refranes es posible transmitir lecciones de vida de generación en generación ya que detrás de cada dicho hay significados profundos e interpretaciones sobre el orden en el mundo: “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
Este 14 y 15 de noviembre, la Universidad Rafael Landívar (URL) y la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) impartirán el curso “Gobierno y Políticas Públicas: nuevos conceptos y herramientas en Latinoamérica”. Los ponentes principales del evento son distinguidos académicos latinoamericanos: Dr. Luis Aguilar Villanueva, director del Instituto de Gobierno y Asuntos Públicos de la Universidad de Guadalajara; y Dr. Manuel Canto, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de México.
Parafraseando a Box (1976), “todos los modelos son erróneos, pero algunos son útiles”; es así dado que los modelos simplifican la realidad lo que requiere dejar fuera consideraciones potencialmente importantes. Justamente el modelo propuesto por Helmke y Staton (2013) puede ser útil para entender el conflicto entre el Gobierno y el Sistema de Justicia. El primero busca implementar una agenda mientras que el segundo mantener su posición y legitimidad. De acuerdo a las expectativas teóricas, ciertos diseños institucionales son proclives a intensificar el conflicto entre los poderes del Estado.
¿La opinión pública es lo que todos dicen o solo la gente que importa? Esta fue la primera pregunta a discutir del curso “Análisis de la Opinión Pública”.
Las dos posiciones son expuestas por Blummer (1948) y Converse (1987). El primero argumenta que “realísticamente, la opinión pública consiste en los patrones de puntos de vista y posiciones sobre un tema que son consideradas por los individuos responsables de dar respuesta a la opinión pública”.
En esta entrada comparto una propuesta que elaboramos para reformar la Ley de Comisiones de Postulación en Guatemala.
La importancia de dicha ley es que indica cómo se eligen a las autoridades de la mayoría de instituciones del sistema de justicia: (1) Magistrados de la Corte Suprema de Justicia; (2) Magistrados de las Salas de Apelaciones, (3) Fiscal General del Ministerio Público, (4) Director del Instituto de la Defensa Pública Penal, (5) Magistrados del Tribunal Supremo Electoral, entre otros.
El Ministerio Público cuestiona el manejo de las finanzas públicas de varios alcaldes, responsabilidad edil que afecta directamente los servicios municipales. Sin embargo, se necesita aún más para combatir las prácticas antidemocráticas generalizadas hoy en la política local.
El cacicazgo es un efecto de la falta de democracia en casi todas las municipalidades. Elección tras elección, alrededor del 30 por ciento de alcaldes es reelecto, la mitad de ellos sin tener organización partidaria legal vigente en el municipio.
En Guatemala, “tener poder” parece ser más importante que saber para qué usarlo. Ganar las elecciones a toda costa se ha convertido en el principal objetivo político de muchos, aunque implique “venderle el alma al diablo”, aunque se carezca de capacidad para gobernar, o aunque solo represente un interés personal. En estas condiciones, la política pierde de vista su responsabilidad: facilitar la toma de decisiones que beneficien a la sociedad.
La democracia se encuentra amenazada. Se ha deteriorado la legitimidad de las decisiones políticas, si es que no ha desaparecido completamente. Esto es porque al tomar decisiones, la voluntad común ha sido remplazada por la voluntad de los que financian la decisión. Para agravarlo, quienes financian estas decisiones se esconden cobardemente detrás de los políticos para evitar asumir responsabilidad.
Bien dicen que “el que paga los mariachis pide las canciones”. Así pasa en la política actualmente, quien paga la campaña de los candidatos ganadores pide las contrataciones de obras, puestos en oficinas de gobierno, o prebendas.